.jpg)
El Chagas causa 14.000 muertes cada año y se estima que entre 10 y 15 millones de personas están infectadas. Endémica en varios países latinoamericanos, cada vez se reportan más casos en Estados Unidos, Europa, Australia y Japón, como resultado de los desplazamientos a nivel mundial. A pesar de ser una enfermedad potencialmente mortal, los programas nacionales de Chagas se han centrado sólo en la prevención y en la lucha contra el vector (el insecto que transmite la enfermedad), dejando en segundo plano el tratamiento de los enfermos. La integración de la atención de Chagas dentro de las estructuras de salud primaria facilitaría el acceso de los enfermos al tratamiento que podría salvarles la vida.
Asintomática durante años
La enfermedad de Chagas está causada por el parásito Tripanosoma cruzi. En la mayoría de países latinoamericanos, la principal vía de transmisión es a través de la vinchuca o chinche, aunque también se puede transmitir de madre a hijo, por transfusiones de sangre, transplante de órganos y alimentos contaminados. Durante años, los enfermos pueden no presentar síntomas, pero en la fase crónica un tercio de los afectados desarrolla graves lesiones, principalmente cardíacas e intestinales, que pueden provocarles la muerte. “Uno de los principales problemas a los que tenemos que hacer frente es que durante años los pacientes no tienen síntomas, así que no saben que están enfermos y no reciben tratamiento. Es vital trabajar en la detección activa de casos para poder encontrar y tratar a los infectados”, explica la Dra. Nines Lima, Referente de MSF para Chagas.
Cuanto antes se detecte la infección, más posibilidades hay de que el sea efectivo. Los dos únicos medicamentos que existen actualmente –benznidazol y nifurtimox– fueron desarrollados hace más de 35 años y en investigaciones no específicamente destinadas al Chagas. Aunque estos medicamentos son muy efectivos en recién nacidos y lactantes, en adolescentes y adultos las tasas de curación sólo rondan el 60 ó 70%. Además, los pacientes de mayor edad tienen más probabilidades de sufrir efectos secundarios. “Los médicos no tratan a los niños y mucho menos a los adultos por temor a los efectos secundarios. Estamos demostrando que estos efectos son manejables en ambos casos. Ahora no es ético seguir dejándolos sin tratamiento”, apunta el Dr. Tom Ellman, Coordinador General de MSF en Bolivia.
Relación con la pobreza y falta de voluntad política
Al ser una enfermedad principalmente asociada a la pobreza, el Chagas ha estado durante años ausente de las agendas políticas y de los programas de investigación y desarrollo. El reciente estudio G-Finder revela que durante el 2007 sólo se gastaron 10,1 millones de dólares en la I+D para Chagas, apenas un 0,4% de los fondos dedicados al conjunto de las llamadas enfermedades olvidadas.
Con los medios disponibles actualmente para tratar el Chagas, los equipos médicos deben hacer frente a muchas limitaciones y en ocasiones no tienen ninguna opción de tratamiento. Es urgente que se estimule la investigación y desarrollo, para que se desarrollen nuevas pruebas rápidas de diagnóstico, mejores medicamentos y pruebas de curación para poder hacer frente a esta enfermedad. “La falta de incentivos comerciales ha relegado el Chagas al olvido durante años. Hay que encontrar nuevas formas de incentivar la I+D y conseguir mejores herramientas para atender a los pacientes”, explica Gemma Ortiz, Responsable de la Campaña de Chagas de MSF.
¿Quieres romper el silencio? Entra en la página web de la campaña