Dolebo Debisto, dueño de un restaurante etíope en Duduza, un municipio cercano a Johannesburgo, me da la bienvenida al estilo africano. Los hombros inclinados con respeto, el rostro radiante, como si diera la bienvenida a un familiar perdido hace mucho tiempo, mi mano extendida queda sumida en un apretón de manos lleno de calidez.
Su firme determinación de abrir el negocio como de costumbre oculta el miedo que brota en su interior.
Los rumores de que habrá un estallido de violencia xenófoba ahora que finalizó la Copa del Mundo de Fútbol, han vuelto a aparecer, y Debisto tiene buenas razones para estar angustiado. Fue una de 150,000 personas desplazadas por la ola de ataques contra extranjeros en 2008, que dejó más de 60 muertos.
Debisto encontró refugio en uno de los campos de seguridad provisionales administrados por el gobierno, creado con el apoyo del ACNUR. Los campos de seguridad, que se ubicaron principalmente en las principales ciudades de Sudáfrica, se fueron cerrando poco a poco a medida que el gobierno, agencias de la ONU y organizaciones de derechos humanos trabajaron para reintegrar a los refugiados y otros extranjeros en las comunidades locales.

“Tras el cierre de los campos de seguridad en 2009, Debisto se convirtió en una costumbre en nuestra oficina ", recuerda Josefina Namata, del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), una agencia socia del ACNUR. " Estaba desesperado y siempre a punto de llorar. Verlo así me rompía el corazón. "
Debisto acababa de casarse cuando los ataques xenófobos se iniciaron en mayo de 2008, lo que le obligó a abandonar su vida anterior para buscar la protección en un campo de seguridad.
En el momento en que estos campamentos fueron cerrados, unos 10 meses más tarde, su joven esposa había dado a luz a dos hijas gemelas y la familia no tenía a dónde ir.
"Yo no tenía ningún lugar mío, no tenía ingresos y no podía alimentar a los bebés ", dice Debisto cuyo rostro se nubla al recordar ese tiempo.
Separado del resto de su familia, y sin ningún apoyo, Debisto, su esposa y sus hijos encontraron finalmente alojamiento en una habitación facilitada por un colega etíope.
A través de un sistema de generación de ingresos financiado por ACNUR y gestionado por el Servicio Jesuita para los Refugiados, Debisto pudo alquilar una pequeña tienda en el municipio. Con las ganancias de la tienda, abrió un restaurante etíope junto a su casa.
Pero Debiso es consciente de que la popularidad del restaurante lo convierte además en un blanco potencial para quienes están decididos a liberar al municipio de los extranjeros.
"Esta vez no sé cuán real es la amenaza", dice. Amigos sudafricanos también han escuchado los rumores. Debiso cuenta el consejo dado por una mujer sudafricana que él describe como “una amiga de los refugiados”.
"Ella se acercó a nosotros y nos rogó que nos fuéramos del municipio cuando la copa del mundo termine - por nuestra seguridad. "
El municipio tristemente famoso por su radicalidad
Duduza, un municipio tan cercano a la capital sudafricana es famoso por ser la primera comunidad en Sudáfrica donde fue colocado un neumático ardiendo sobre una supuesta informante del apartheid cuando el país luchaba por la liberación.
“Puedo recordar que en mi infancia miré con asco y horror el incidente cuando fue mostrado en la televisión nacional. Décadas más tarde iba a ver una escena similar una vez más en la televisión, cuando en 2008 se sucedieron los ataques xenófobos”

Pero para los refugiados y solicitantes de asilo, el regreso a casa no es posible. El Ministro sudafricano de la Policía, Nathi Mthethwa, ha alertado a los posibles atacantes que, " la violencia por cualquier motivo contra los extranjeros residentes en el país no será tolerada"
"La responsabilidad de la protección de los refugiados y el mantenimiento del orden público recae en el gobierno ", dice Sergio Calle-Noreña, adjunto al Representante Regional de ACNUR. "Pero estamos dispuestos a ayudar si el gobierno solicita nuestro apoyo".
Debiso, que acaba de quitar una nota garabateada de su puerta que ordena a los extranjeros que abandonen el municipio “o si no ... ", dice que él y otros refugiados tienen la esperanza de que los rumores de violencia resultan ser precisamente eso, sólo rumores.
Organismos internacionales se preparan... ‘por si acaso’
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), destacó que se está registrando un movimiento atípico de inmigrantes zimbabuenses que huyen de Sudáfrica por temor a un rebrote de ataques xenófobos tras la Copa Mundial de Fútbol.
En encuestas realizadas por la OIM con ese grupo de inmigrantes, el 90 por ciento de los entrevistados indicó que huye de amenazas xenófobas en Sudáfrica.
En ese sentido, la OIM informó que se encuentra trabajando con el gobierno de Sudáfrica, otras ONGs, y varias agencias de la ONU para contener un posible éxodo masivo de zimbabuenses.
Los planes de contingencia incluyen la provisión de alimentos y paquetes de higiene. Además, medidas que permitan un proceso rápido de documentos en caso de un gran flujo de inmigrantes.