El país que más contribuye al desarrollo de los países pobres, si se tiene en cuenta la calidad y cantidad de su ayuda, es Suecia: así lo constata un informe publicado esta semana por el grupo Centro para el Desarrollo Global.
La última evaluación de las políticas de los países ricos relacionadas con la creación de prosperidad en los países en vías de desarrollo no deja en buen lugar al G-8. Ninguna de las naciones pertenecientes a este grupo está entre los 10 primeros lugares de las naciones estudiadas.

Canadá ocupa el puesto 11, mientras que Francia, Alemania y Reino Unido empatan en el 12 y España ocupa la séptima posición de un total de 22 países analizados en este estudio, según su tamaño y potencial de ayuda.
El índice va más allá de las comparaciones normales de flujos de ayuda para medir los esfuerzos que cada país hace en siete áreas: ayuda, comercio, inversión, migración y seguridad, entre otros.
"Este índice examina si los países están a la altura de su potencia, dados sus propios recursos, para ayuda a través del comercio, inversión, ayuda extranjera y otros vínculos", afirmó la presidenta del grupo, Nancy Birdsall.
"Suecia así está en una posición mejor que, por ejemplo, Estados Unidos dado su tamaño económico y su potencial para ayudar", afirmó.
Sin embargo, son Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y otras economías las que tienen múltiples vínculos y potencial en términos absolutos. "Su incapacidad para sacar el máximo rendimiento de su potencial supone un golpe a la causa de la prosperidad mundial", añadió la presidenta del Centro para el Desarrollo Global.
Por lo general, los países escandinavos ocupan los primeros puestos en este índice, ya que Dinamarca ocupa el segundo lugar y Noruega está empatada con Países Bajos en el tercer puesto. Por el contrario, el último puesto lo ocupa Corea del Sur.