Una mujer ha sido la primera excombatiente en abandonar las armas dentro del programa de desarme que se inició la semana pasada en Sudán, y que pretende reintegrar en la vida civi
l a unos 180.000 miembros de las milicias que combatieron durante las dos décadas de guerra civil en el país, según han informado desde Naciones Unidas.
Fátima, antigua integrante de las Fuerzas de Defensa Popular, fue la primera de una fila de 15 excombatientes –entre los que había otras cuatro mujeres- que el pasado miércoles acudieron a Ed Damazin, en el estado de Blue Nile, para comenzar el proceso de desarme, desmovilización y reintegración (DDR), un paso significativo en el Acuerdo de Paz Integral (CPA) de 2005, que puso fin a una guerra en la que al menos 2 millones de personas murieron y otros 4,5 millones se vieron obligados a abandonar sus hogares.
Alrededor del 25 por ciento de todos los candidatos del programa de DDR en el estado de Blue Nile son mujeres por lo que se espera que en los próximos tres meses se desmovilicen unas 900 mujeres más. “La inclusión de mujeres en el inicio del programa refleja el compromiso de las dos comisiones –la del norte y la del sur- y de toda la familia de Naciones Unidas para garantizar que las mujeres, así como los hombres, se benefician de manera equitativa del proceso de DDR”, según el comunicado emitido por la Misión de las Naciones Unidas en Sudán (UNIMIS), que recuerda el papel clave que jugaron muchas mujeres durante el conflicto de Sudán, “tanto como combatientes activas como a través del suministro de apoyo a los soldados de todas las partes”.
Durante la ceremonia, los y las excombatientes del norte y del sur de Sudán depositaron simbólicamente sus armas recibiendo a cambio una tarjeta de identificación del programa de DDR, dinero en efectivo, un cupón válido por alimentos del Fondo de Alimentación (WFP) y otros bienes.
El inicio del proceso ha recibido las felicitaciones del Gobierno de Unidad Nacional y del Gobierno de Sudán del Sur. Por su parte, el Representante Especial del Secretario General de la ONU, Ameerah Haq, garantizó que las comisiones de DDR se emplearán a fondo para que el programa resulte exitoso –a pesar de los problemas de financiación que puedan presentarse- y atienda a las necesidades de los excombatientes.

Fátima, antigua integrante de las Fuerzas de Defensa Popular, fue la primera de una fila de 15 excombatientes –entre los que había otras cuatro mujeres- que el pasado miércoles acudieron a Ed Damazin, en el estado de Blue Nile, para comenzar el proceso de desarme, desmovilización y reintegración (DDR), un paso significativo en el Acuerdo de Paz Integral (CPA) de 2005, que puso fin a una guerra en la que al menos 2 millones de personas murieron y otros 4,5 millones se vieron obligados a abandonar sus hogares.
Alrededor del 25 por ciento de todos los candidatos del programa de DDR en el estado de Blue Nile son mujeres por lo que se espera que en los próximos tres meses se desmovilicen unas 900 mujeres más. “La inclusión de mujeres en el inicio del programa refleja el compromiso de las dos comisiones –la del norte y la del sur- y de toda la familia de Naciones Unidas para garantizar que las mujeres, así como los hombres, se benefician de manera equitativa del proceso de DDR”, según el comunicado emitido por la Misión de las Naciones Unidas en Sudán (UNIMIS), que recuerda el papel clave que jugaron muchas mujeres durante el conflicto de Sudán, “tanto como combatientes activas como a través del suministro de apoyo a los soldados de todas las partes”.
Durante la ceremonia, los y las excombatientes del norte y del sur de Sudán depositaron simbólicamente sus armas recibiendo a cambio una tarjeta de identificación del programa de DDR, dinero en efectivo, un cupón válido por alimentos del Fondo de Alimentación (WFP) y otros bienes.
El inicio del proceso ha recibido las felicitaciones del Gobierno de Unidad Nacional y del Gobierno de Sudán del Sur. Por su parte, el Representante Especial del Secretario General de la ONU, Ameerah Haq, garantizó que las comisiones de DDR se emplearán a fondo para que el programa resulte exitoso –a pesar de los problemas de financiación que puedan presentarse- y atienda a las necesidades de los excombatientes.