

En el informe se señalan las estrictas restricciones de movimiento de personas y bienes para entrar y salir de Gaza, impuestas durante los dos últimos años, como una de las principales causas de la crisis en el territorio; también se explica que mientras no puedan importarse en la franja de Gaza materiales de construcción y otros artículos esenciales, poco servirán los casi 4,5 mil millones de dólares prometidos para la reconstrucción por los países donantes. Según el estudio, en gran parte, la infraestructura esencial de agua y saneamiento es insuficiente: cada día, se vierte por bombeo directamente en el Mediterráneo una cantidad de aguas residuales, poco o nada tratadas, equivalente a la capacidad de 28 piscinas olímpicas. Los hospitales tropiezan con dificultades porque los complejos y largos procedimientos de importación impuestos por Israel entorpecen la entrega de suministros médicos básicos como analgésicos y reveladores de placas de rayos X.
Desempleo y colapso económico
El cierre impuesto en Gaza ha dado lugar a un mayor desempleo y a un colapso económico. "Los residentes más pobres han agotado sus mecanismos para sobreponerse a las dificultades y, a menudo, tienen que rematar sus pertenencias para poder comprar lo suficiente para comer", indicó el jefe de la subdelegación del CICR en el territorio, señor Antoine Grand. "A largo plazo, el nivel de vida en declive tendrá efectos negativos en la salud y bienestar de la población. Los más afectados son los niños, que representan más de la mitad de la población de Gaza".
En el informe, el CICR pide que se levanten las restricciones del movimiento de personas y bienes. "Israel tiene derecho a proteger a su población contra los ataques", dice el señor Grand. "Pero, ¿significa eso que un millón y medio de personas en Gaza no tienen derecho a llevar una vida normal?".
Entre las medidas urgentes que se mencionan en el informe figuran: facilitar las importaciones de equipamiento médico, permitir la entrada de materiales de construcción, como cemento y acero, levantar las restricciones a las exportaciones desde Gaza, volver a abrir los terminales para facilitar el paso de personas y bienes que entran y salen del territorio, permitir a los agricultores el acceso a sus tierras en la zona tampón, y restablecer el acceso seguro de los pescadores a aguas más profundas.
En el informe del CICR se llega a la conclusión de que la acción humanitaria no puede sustituir a las medidas políticas viables indispensables para realizar los cambios necesarios para la población de Gaza. El CICR hace un llamamiento a los Estados, a las autoridades políticas y a los pertinentes grupos armados organizados a fin de que hagan lo necesario para la reapertura de la franja de Gaza y la salvaguardia de la vida y la dignidad de su población civil.