El Ejército de Sri Lanka anunció el fin de las operaciones de combate y la "derrota total" de los Tigres Tamiles. El anuncio, que puso punto final a la guerra más antigua de Asia, coincidió con la noticia de la muerte del líder y fundador de los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE), Velupillai Prabhakaran, quien falleció la mañana del 18 de mayo mientras intentaba huir de la zona de combate, en el norte del país.
Según fuentes militares, Vellupillai Prabhakaran, de 54 años, murió mientras intentaba huir de la zona del conflicto "en una ambulancia". Aparte, la televisión estatal mostró imágenes del cadáver de su hijo y heredero natural, Charles Anthony.

Bajo su dirección, los Tigres Tamiles se convirtieron en uno de los grupos armados rebeldes más disciplinados y motivados del mundo y fueron incluidos en las listas de organizaciones terroristas de varios países. La Interpol había emprendido labores de búsqueda y captura contra Prabhakaran por los cargos de terrorismo, asesinato, conspiración y crimen organizado.
La guerra más larga de Asia
La guerra entre el Ejército y el movimiento armado de los Tigres Tamiles comenzó realmente en julio de 1983, cuando los rebeldes mataron a trece soldados en Colombo, una acción que provocó numerosos actos de violencia contra la comunidad tamil de la capital, que causaron cientos de muertos y miles de desplazados. Era el inicio de lo que los propios insurgentes calificaron como la "Primera Guerra de Eelam", la tierra Tamil.
Derrotados a finales de los ochenta gracias al apoyo prestado por India a Sri Lanka, en 1990 comenzó la "Segunda Guerra de Eelam" con el control de la península de Jaffna por parte de los LTTE. En 1991, Prabhakaran fue acusado de participar en el asesinato del entonces primer ministro indio, Rayiv Gandhi, muerto en un atentado suicida con bomba cerca de Madrás. Se cree que Prabhakaran ordenó personalmente el atentado en venganza por el apoyo militar de Gandhi a Sri Lanka. En 2002, en una de sus pocas ruedas de prensa, se negó a responder a las preguntas sobre la muerte de Gandhi, que calificó de "trágico accidente".
En 1993, el turno le tocó al presidente de Sri Lanka, Ranasinghe Premadasa, asesinado en un atentado suicida reivindicado por los Tigres Tamiles. En 1995, la presidenta Chandrika Kumaratunga aceptó una tregua con los rebeldes, pero ésta se vino abajo después de que éstos atacaron un barco de la Armada. Fue el inicio de la "Tercera Guerra de Eelam" (1995-2001), durante la cual los Tigres Tamiles alcanzaron su apogeo.
Desde entonces y hasta finales de la actual década, los rebeldes llegaron a controlar cerca de una tercera parte del territorio de Sri Lanka. En 1996, un atentado suicida de los Tigres Tamiles cometido entre una multitud reunida en el exterior del Banco Central de Colombo causó la muerte de 90 personas y heridas a más de 1.400. La mayoría de las víctimas de este atentado, el más sangriento de los LTTE, eran civiles, incluidos numerosos extranjeros. En 2002, un tribunal de Sri Lanka emitió una orden de captura contra Prabhakaran en relación con este atentado. El líder de los Tigres Tamiles fue juzgado en ausencia y condenado a 200 años de cárcel.
Tras el alto el fuego de 2002, con mediación noruega, y su posterior fracaso en la primavera de 2006, el Ejército ordenó en enero de 2008 una amplia ofensiva contra los reductos de los rebeldes con el objetivo de recuperar las vastas zonas controladas por los Tigres Tamiles. Un año más tarde, Prabhakaran sufrió un importante revés cuando las tropas del Gobierno de Sri Lanka capturaron la capital administrativa de los Tigres Tamiles, Kilinochchi.
Aunque empezaron a circular rumores según los cuales había huido del país, Prabhakaran permaneció durante la ofensiva en varios escondites en medio de la selva, en los que se rodeó de un fuerte misterio, tanto sobre su paradero como sobre sus movimientos y su vida privada o política, para impedir su captura.
A lo largo de la ofensiva, las tropas del Ejército avanzaron de forma imparable y los rebeldes empezaron a defenderse a la desesperada, hasta que el pasado 20 de abril, tras rechazar la tregua ofrecida por los LTTE, el Gobierno dio a los Tigres Tamiles un plazo de 24 horas para rendirse, mientras más de 100.000 civiles se ocultaban en una estrecha franja controlada por los rebeldes. Desde mediados de mayo el avance fue inexorable y los civiles empezaron a huir en masa.
Los Tigres Tamiles aceptaron ayer la derrota ante el Ejército gubernamental, después de que el Ejército lograse recuperar definitivamente los 15.000 kilómetros cuadrados que los rebeldes controlaban desde hacía tres años. Prabhakaran aseguró inmediatamente después de la rendición que nunca sería capturado con vida. Las primeras noticias que llegaron sobre él fueron, precisamente, las de su muerte.