Según informa Canal Solidario, los efectos del cambio climático serán notorios, por ejemplo en el Estado español, donde hay hoy en día la mayor concentración de CO2 en la atmósfera del último millón de años y se prevé que las precipitaciones disminuyen hasta un 18% en las próximas décadas.
Entre los participantes en el estudio figura Antonio Ruiz de Elvira, presidente del Comité Científico del European Climate Forum y catedrático de Física de la Universidad de Alcalá. Con el título El mundo ante el calentamiento global. La situación del mundo 2009, la investigación de este año aborda la necesidad de reducir las emisiones de gases de afectos invernadero y de prepararse para la adaptación al cambio climático. En castellano la publica CIP-Ecosocial.
“Para evitar que la evolución del clima llegue a un punto de no retorno catastrófico será necesario que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero toquen techo antes de 2020, reduciéndose para 2050 a un 85% por debajo de los niveles de 1990 y disminuyendo todavía más posteriormente”, advierte el climatólogo W.L. Hare.
Éstos son algunos de los datos más destacados sugeridos en el informe:
Para el 2100, el calentamiento global alcanzará entre 1,1 y 6,4ºC por encima de la temperatura media del periodo 1980-99.
Si el planeta se calienta más de 3ºC por encima de los niveles preindustriales podría acercarse a un número importante de ‘puntos de no retorno’.
Se prevé que la mitad del dióxido de carbono emitido en la actualidad permanezca en la atmósfera durante un siglo.
Los cambios de uso del suelo y la quema de combustibles fósiles son las dos fuentes de principales del aumento de CO2.
Los edificios utilizan alrededor del 40% de la energía mundial. La calefacción y la refrigeración representan el 40-50% de la demanda mundial de energía.
Medidas preventivas
Ante esta situación, el World Watch Institute destaca algunas experiencias alternativas que ya funcionan:
En India y China hay programas de gran envergadura para revegetar millones de hectáreas de bosques y praderas, para reducir la pobreza y proteger las cuencas fluviales.
En Suecia, los impuestos sobre energía y CO2 han significado la sustitución de los combustibles fósiles por biomasa para las calefacciones de barrio.
En Kenia, un grupo de campesinos se adapta al cambio climático sustituyendo sus cultivos de trigo por otros de ciclos más cortos y sembrando cada vez que llueve, porque ya no está claro cuál es la temporada de cultivo.
En Mali, el Gobierno informa a los campesinos directamente sobre el clima.