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Las salamandras abandonan México y Guatemala

Martes 17 Febrero 2009

Los efectos del cambio climático sobre estos anfibios, una lección a aprender para los humanos según los expertos

Las salamandras de México y Guatemala también parecen víctimas de la declinación mundial de especies anfibias, sumando evidencias del cambio ecológico. “Lo que les pasa a las salamandras y a otros anfibios puede ser una importante lección para los humanos”, advierte el investigador David Wake, de la Universidad de California en Berkeley. Según el científico, uno de los expertos mundiales en la materia, hay cambios globales que están alterando ecosistemas y patrones de enfermedades, creando así nuevos elementos de presión biológica.

Wake y sus colegas han descubierto que varias especies de salamandras desaparecieron o se volvieron muy raras desde los años 70 en áreas muy estudiadas del occidente de Guatemala y del estado mexicano meridional de Chiapas. Esos hallazgos fueron publicados la semana pasada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.

"Es posible que el cambio climático y las enfermedades hayan causado este declive, pero los científicos no saben por qué", explicó Wake a . "Ignoramos cuáles son los impactos sobre los ecosistemas locales, pero pueden ser significativos”, planteó.

Dos de las especies más comunes de salamandras apulmonadas (familia Plethodontidae) estudiadas en los años 70 por Wake y otros en el occidental departamento guatemalteco de San Marcos, la Pseudoeurycea brunnata y la Pseudoeurycea goebeli, ya no se encuentran. “Simplemente se fueron”, resumió Sean Rovito, herpetólogo de la Universidad de California en Berkeley, que entre 2005 y 2007 realizó la investigación de campo con expertos locales. "Parece que se extinguieron poco después de 1978", añadió.

“Los guatemaltecos del lugar que ayudaron a hacer los estudios en los años 70 nos llevaron a las mismas ubicaciones, los mismos restos de árboles, y simplemente no estaban allí”, señaló Rovito. Los investigadores rastrearon los flancos del volcán Tajumulco, en la costa oeste de Guatemala, y pudieron hallar señales de dos de las tres especies más comunes hace 40 años, mientras que fue imposible hallar incluso rastros de la tercera.

En México, la reducción fue más evidente en el cerro San Felipe, una reserva en el sureño estado de Oaxaca, entre las especies que vivían a unos 2.800 o 3.000 metros a la redonda. La más común, Pseudoeurycea smithi, prácticamente desapareció. Donde otrora se podían hallar cientos en una sola mañana, los investigadores encontraron apenas una o dos en los últimos 10 años. El problema se extiende hasta ciudad de México. Al norte de la capital, en el Parque Nacional El Chico, ex “paraíso de las salamandras”, las poblaciones disminuyeron radicalmente.

Otras especies afectadas
Además, otras especies presentan muchos menos ejemplares que en el pasado. Según Wake, anfibios que dependen de las salamandras, como la serpiente que se alimenta de ellas, también se redujeron de modo significativo.

En algunas zonas, el hábitat se vio muy alterado en los últimos 30 años por la tala o la expansión agrícola. Pero como la reducción de ejemplares ha sido tan amplia, incluso en áreas protegidas como el guatemalteco volcán Chicabal, los científicos sospechan que la mortandad de anfibios se debe al hongo Chytrid, al cambio climático o a una combinación de ambos. Desde los años 80 se culpa al Chytrid de las abruptas reducciones de la población anfibia en América. Se trata de un hongo que mata rápidamente y que se expande en oleadas.

Pero las alteraciones climáticas también afectan a los anfibios, que no pueden adaptarse o trasladarse rápidamente hacia zonas más adecuadas.

Una de las claves: el clima
La mayoría de las salamandras afectadas viven en elevaciones medianas o altas, lo que sugiere que el clima más caluroso las empuja a esas zonas más frescas, pero también más inhóspitas. Si la estación seca dura más de lo normal en los bosques nublados, es suficiente para que esos animales sean más susceptibles al hongo, especuló Rovito.

Las salamandras pasan inadvertidas, excepto para los niños curiosos. Y todavía, en la mayoría de los bosques, hay una alfombra oculta de salamandras que constituyen la mayor parte de la biomasa, más que los pájaros y los mamíferos juntos, dijo Wake.

“No se pueden eliminar sin causar un profundo efecto en el ecosistema”, señala el científico, que entre 1969 y 1978 realizó investigaciones del hábitat principal de la salamandra en México y Guatemala. Wake recuerda que en los 70 halló muchos miles de ellas por hectárea en San Marcos y otros lugares. El agravamiento de la guerra civil guatemalteca (1960-1996) lo obligó a poner fin a sus observaciones, reiniciadas ahora tras la invitación de Carlos R. Vásquez Almazán, del Museo de Historia Natural de la Universidad de San Carlos.

Las salamandras apulmonadas respiran a través de su piel, como las ranas, y pueden encontrarse desde Canadá hasta América del Sur. Aunque no han sido tan estudiadas en los trópicos, “son enormemente importantes en los ecosistemas forestales”, apunta Wake. Estos animales constituyen un grupo de especies de gran diversidad, que ha existido durante 150 millones de años. “Y aquí parece que se están extinguiendo apenas en el curso de mi vida", destaca Wake para el que este hecho constituye una señal de que "sin duda hay algo que está muy mal".

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